Técnica manual que consiste en valorar las estructuras neurales como una parte más de los tejidos con posibilidad de lesión. La íntima relación del nervio periférico con el resto de estructuras anatómicas (músculo, tendón,...) lo hacen vulnerable a posibles lesiones que, a menudo, dan una sintomatología que puede confundirse con otras lesiones musculares, fasciales, circulatorias... Para esto, disponemos de una serie de pruebas de estiramiento analítico del nervio correspondiente según su trayecto anatómico, para valorar el grado de irritación neural y, por tanto, el grado de afectación neural. Con una serie de variaciones en distintos segmentos articulares y cabeza, se llega a la conclusión de si hay irritación neural o no y donde se produce. A partir de aquí el tratamiento consiste en una movilización transversal y longitudinal del nervio.